One Shot número: Quiero que seas tú

Vale, empiezo disculpandome por haber tardado tantísimo en subir el One Shot! en serio que lo siento!

Pero hace una semana que casi no piso mi casa, por que he ido a hacer mi obra de teatro a Vigo, en España y luego, hubo puente y me fui de vacaciones entonces no he podido usar el ordenador :S

De verdad que lo siento!

Por eso he hecho este One Shot extra largo! espero que compense y enseguida me pondre con el capitulo 30!

esta dedicado a Camila, que por cierto es una chica encantadora y hace nada cumplió 15! muchisimas felicidades!

Pues este es mi regalo atrasado, lo se, pero espero de verdad que te guste por que me ha costado mucho!

Doy gracias una vez mas a todas las que comentais en cada capitulo, y one Shot, haceis mi dia :D

Os quiero!

os dejo aqui un gif sexy de Zayn, de quien por cierto es este One Shot. Espero que os guste! Si teneís cualquier duda, sugerencia o pregunta, siempre me encanta ver lo que teneis que decir! (LL)

One Shot número 3: Quiero que seas tú

-¡Camila! ¡Baja un momento!- me gritó mi abuela desde la planta de abajo. Tiré las muñecas con las que jugaba al suelo y bajé apresuradamente las escaleras llegando a la cocina.

-Dime, abuela- dije con una sonrisa. Mi abuela era de unos sesenta y siete años, parecía más joven de lo que en realidad era. Siempre sonreía, siempre estaba alegre, con una juventud, no notable en su aspecto pero si en su increíble personalidad. Mis padres estaban siempre muy ocupados, por lo que durante el año, cuando tenía que ir al colegio siempre estaba con mi niñera en casa pero durante el verano iba a casa de mis abuelos, y me encantaba.

-Esta tarde va a venir, bueno, aquel amigo de la familia del que te hablé, ¿Recuerdas, cariño?- asentí cogiendo una galleta de chocolate del plato que había en la encimera sentándome sobre un taburete.-Bueno, iba a traer a su nieto, e iban a dar una vuelta con el abuelo por el campo, ¿Quieres ir con ellos?-preguntó sonriendo. Lo pensé.

-No…- dije negando con la cabeza- no les conozco, me da vergüenza.- Mi abuela asintió comprendiendo.

-Bueno, no te preocupes cariño, de todas formas vendrán a tomar un té, así que arréglate un poquito.- asentí con una sonrisa y corrí escaleras arriba, no sin antes chuparme las migas de galleta de mis dedos.

Después de ponerme mi vestido favorito escuché la puerta abrirse y voces charlando animadamente. Bajé las escaleras con cierta timidez hasta llegar abajo.

Me acerqué y sonreí, viendo a un hombre algo más mayor que mi abuela que reía con mi abuelo y a un chico de unos quince años increíblemente guapo. Nuestras miradas se encontraron y me sonrojé sistemáticamente apartando la mirada.

-Tú debes de ser Camila- dijo aquel hombre sonriente. Asentí.

-El es el señor Malik, y su nieto Zayn.-dijo mi abuelo sonriendo.

Mientras tomábamos el té nuestros respectivos abuelos hablaban de cosas que en su momento me resultaban tremendamente aburridas, pero quería parecer mayor, por lo que intenté parecer atenta durante toda la conversación. Zayn y yo cruzábamos miradas de vez en cuando, pero yo siempre era la primera en apartarlas.

A pesar de ser cuatro años más mayor que yo, me arrepentí al no haber aceptado la propuesta de mi abuela cuando los vi marcharse por la puerta, me habría gustado conocer a Zayn…

*Cuatro años después*

-¡Camila! ¡Baja un momento!- dijo mi abuela.

-¡Un momento!- contesté, terminando de arreglarme. Me miré en el espejo, contenta con el resultado. Había cambiado mucho en los últimos años. Mi pelo negro había crecido, estaba muy largo y, esta mal que yo lo diga pero, modestias aparte, muy bonito. Mi cuerpo se había desarrollado y a parte de ciertos defectos que todas las adolescentes logramos encontrar en nuestros cuerpos, estaba contenta con el resultado de la pubertad. El conjunto que llevaba era veraniego, bastante mono y el sencillo maquillaje que me había aplicado destacaba mis ojos marrones. Sonreí.

Bajé las escaleras dando saltitos llegando finalmente hasta abajo donde encontré al señor Malik sonriente que hablaba con mi abuela.

-¡Camila! ¡Pero que guapa estás! ¡Cuánto has crecido! ¿Qué edad tienes ya?- preguntó acercándose a mi con una sonrisa y abrazándome con delicadeza. Sonreí ruborizándome levemente.

-Muchas gracias, tengo quince.-contesté.- ¿Cómo esta usted?

-Pues muy bien, afortunadamente, hace varios años que no te veía.- sonrió.

-Él y Zayn se quedarán a comer- dijo mi abuela sonriendo. Asentí, ¿Zayn? ¿De que me sonaba aquel nombre?

-¿Recuerdas a Zayn, mi nieto?- preguntó el señor Malik.- Bueno, fue hace mucho, es normal.- Asentí de nuevo. Por supuesto que le recordaba. Bueno, en realidad tenía una imagen muy vaga, habían pasado muchos años, solo conseguía acordarme de lo atractivo que me pareció, pero no exactamente de su rostro ni de el.- Tiene que estar llegando ya, tarda mucho en arreglarse, ¿Sabes?- solté una risita.

Mi abuelo llegó del jardín y saludó al señor Malik y tras una pequeña conversación el timbre de la puerta sonó. Mariposas revolotearon por mi estómago.

-¿Te importa ir a abrir, Camila, cariño?- dijo mi abuelo con una sonrisa.

-No, claro…-contesté, aunque si que me importaba. Si era Zayn iba a ser muy raro…

Me acerqué y miré por la mirilla. Por lo que pude ver era un chico increíblemente atractivo. Su pelo negro como el carbón perfectamente colocado. Estaba apoyado contra el marco de la puerta, mirando hacia otro lado casualmente y humedeciéndose los labios. Juro que aquello fue la cosa mas sexy que he visto en toda mi vida. Cogí aire y abrí la puerta. Zayn miró en mi dirección y me repaso de arriba abajo, haciendo que me sintiera aun más nerviosa. Se relamió de nuevo.

-Hola, encanto- sonrió arrebatadoramente.

-Hola- contesté y haciendo el intento de una sonrisa.

-Soy Zayn, y tú eres…- gesticuló para que le dijese mi nombre.

-Camila, bueno, puedes llamarme Cam.- dije con mas entusiasme del que me habría gustado y sonrojándome al ver como sonreía. Después procesó la información y me miró sorprendido.

-Espera, ¿Camila? ¿La nieta de…?- dijo mirándome sorprendido. No le dejé terminar.

-Si, soy esa Camila, ¿Por qué estás tan sorprendido?- le pregunté algo molesta.

-¡Zayn, pasa a saludar!-Gritó el señor Malik desde el salón. Zayn me volvió a mirar riendo por mi reacción. Con las manos en los bolsillos me miró pasando dentro de la casa. Cerré la puerta, notando su “aftershave” y suspirando siguiéndole.

-¡Bueno, veo que ya os habéis conocido!- dijo mi abuela con una sonrisa. Ambos asentimos. – Estupendo. Pues ya esta hecho el asado, Camila, hazme el favor, ¿Puedes poner la mesa, cielo?-preguntó sonriendo. Asentí. Ella estaba cansada, llevaba toda la mañana haciendo cosas.

-Zayn, ayuda a Camila, anda.- dijo el señor Malik sonriendo. El asintió y me siguió hasta la cocina.

-Bueno, ¿Vienes aquí todos los veranos?- me preguntó mientras le señalaba el cajón donde estaban los cubiertos y los colocaba en la bandeja. Sonreí por su intento de conversación.

-Si, paso una gran parte del verano aquí.-contesté, aun sintiéndome algo vergonzosa. Sonrió y las rodillas me temblaron.

-Yo paso aquí el año entero…-dijo suspirando. Adoraba pasar las vacaciones con mis abuelos pero estar el año entero debía ser extremadamente aburrido.

-¿En serio?- pregunté. Soltó una risita asintiendo. Me acerqué al armario para coger los vasos del estante de arriba. No alcanzaba y comencé a dar saltitos. Me ruboricé al notar su mirada clavada en mí. De repente noté unas manos en mi cintura.

-Deja que te ayude…-dijo. Giré la cara encontrándole mucho mas cerca de lo que esperaba. Reí nerviosa y me aparté, dejando que el cogiera los vasos. ¿Qué estaba intentando?

Durante toda la comida Zayn tuvo la mirada fija en mí  sonriendo cada vez que nuestros ojos se encontraban. No supe distinguir aquella sensación que tenía en la boca del estómago. ¿Qué estaba haciendo este chico conmigo?

Tras tomarse el café y charlar un rato más Zayn y su abuelo se marcharon, no sin que antes, el señor Malik dijese que Zayn me llevaría algún día al cine ya que tenía coche. Aquello hizo que sonriese como una estúpida. Volvería a ver a Zayn.

Y así fue, al poco tiempo Zayn me llevo en su coche al cine, que estaba lejos de la ciudad y a cenar. Después al campo y de compras, y poco a poco nuestros encuentros eran cada vez más habituales y mis sentimientos hacia el se vieron poco a poco mas claros. Zayn me gustaba, muchísimo. La confianza entre nosotros había aumentado y nos llevábamos increíblemente bien, aunque yo ya tenía claro que aquella relación no era mas que de amistad, además, era cuatro años más mayor que yo…

Aquella tarde estábamos en el pueblo, caminando por las calles tomando un helado que Zayn amablemente se había ofrecido a pagar.

-Recuerdo cuando te vi por primera vez… Con aquellas coletas- soltó una carcajada.

-Bueno, dijo el chico que se hacía el interesante- reí yo.

-¡Eh!- se quejo riendo.- Pero no niegues que te gusté…-guiñó un ojo sonriente.

-Para nada… No hablaste conmigo ni una vez- dije manchándole con mi helado riendo, no queriendo admitir que su afirmación era totalmente cierta. Me miró sorprendido manchándome en la mejilla mientras yo chillaba.

-Bueno, eras una niña- dijo riendo por el aspecto que debía tener con aquella mancha en la mejilla mientras me abrazaba por detrás. Me sentí ofendida. Aun era una niña. Tenía la edad de Zayn cuando nos conocimos…

-¿Y que ha cambiado?-pregunté seria. Me miró, su sonrisa desvaneciéndose.

-Nada…- contestó. Suspiré, teniendo ganas de llorar. ¿Cómo era posible que mi humor cambiase con tanta rapidez?- Bueno, si, mis sentimientos hacia ti.- Dijo en un susurro. Mi corazón se paró y le miré. Sonrió ligeramente limpiándome el helado.

-¿A que te refieres?- pregunté. Me dio la vuelta y me miró a los ojos.

-Camila, es evidente que has cambiado. Has crecido, ya no eres la niña que eras. Antes eras adorable y ahora… ahora eres preciosa. Cuando te vi el otro día ni siquiera pensé que podías ser Camila, la Camila que yo había conocido hace cuatro años, solo vi a una chica que estaba buenísima.-rió suavemente y yo me ruboricé- Pero después te he ido conociendo y…Que creo que te quiero, Cam… Me encanta como sonríes cuando digo algo gracioso, como te ruborizas, como te estremeces cuando te acaricio y me encantas tú -y con un suspiro nuestros labios se juntaron como dos piezas de puzle, a la perfección.

Así es como Zayn y yo comenzamos a salir oficialmente.

Una tarde Zayn dijo que iba a llevarme una pradera cercana a su casa. Me arreglé bastante, pero no lo suficiente para desentonar con el plan que teníamos.

Cuando el timbre sonó bajé a toda velocidad por las escaleras  y me despedí de mis abuelos. Al abrir la puerta Zayn estaba al otro lado, apoyado en el marco de la puerta. Al verme sonrió, mordiéndose casualmente el labio tras mirarme de arriba abajo. En aquel momento me di cuenta de lo enamorada de el que estaba.

-Hola preciosa- dijo besándome y haciendo que tuviera calores- ¿Lista?

-Claro- contesté sonriendo mientras me metía en el coche.

El viaje fue animado hasta que llegamos a la pradera.

Zayn me abrió la puerta del coche y salí observando el paisaje que me rodeaba. Me quedé boquiabierta mientras Zayn sonreía como un niño, contento con mi reacción.

Aquel lugar parecía sacado de un cuento. El césped verde estaba salpicado con flores preciosas de todo tipo, sobretodo margaritas y había algunos árboles desperdigados que daban sombra. La visión era impresionante.

-Esto es… es precioso, Zayn. Me encantan las margaritas.-dije sonriendo.

-Quería que lo vieses…-me cogió por la cintura y me besó. -¿Te gusta?

-Me encanta…-contesté sonriendo.

-Lo sabía, soy genial…- bromeó.

-Eres un egocéntrico- dije entre risas.

-¿A si?- dijo acercándose a mi. Asentí con una sonrisa.- ¡Retíralo!-dijo mientras me levantaba por los aires y me colocaba sobre su hombro. Yo pataleaba y reía para que me soltase. Acabamos apoyados contra un árbol, yo contra en tronco. Me miró con una sonrisa.

-Eres preciosa…-dijo besándome en los labios. Sonreí y le besé de vuelta, pero esta vez fue con pasión, con fuerza. Zayn me miró sonriendo y después comenzó a besar mi cuello, haciendo que me entrasen escalofríos. Aquello seguro que me iba a dejar marca, pero no me importó. Sonreí y volví a besarle. Miré a Zayn y nuestros labios se volvieron a juntar a para que después Zayn me besase el cuello. Gemí con suavidad y el me atrajo hacia si con mas fuerza. Sus manos estaban sobre mi cintura, haciendo círculos con los pulgares provocando que me estremeciera. Sus dedos se deslizaron por debajo de mi camisa, acariciando mis costados mirándome a los ojos con aquella mirada penetrante. Levante los brazos para señalizando que me la quitase, y tras mirarme dudoso lo hizo, mirando mi torso después y relamiéndose. Sonreí algo avergonzada repentinamente y apartando la mirada.

-Eh, eres preciosa- dijo girándome levemente con su dedo en mi barbilla y reconectando nuestros labios. Enganché mis dedos en el borde de sus pantalones mientras sus besos comenzaron a bajar desde mi clavícula hasta mi estómago, pasando por mi escote. Le quité su chaqueta y después la camiseta que llevaba. Sus manos se posaron en mi pecho, masajeándolo con suavidad, haciendo que perdiera el control.

-Quiero hacerlo…-le susurré mientras le desabrochaba los pantalones. El sabía que yo era virgen y me miró dubitativo.

-¿Estas segura? Porque si no, no me importa, en serio…

-Quiero que seas tú.- dije, mi voz temblando levemente. Sonrió y nos tumbamos con suavidad en el suelo.

-Te quiero…-me dijo antes de dejarnos llevar totalmente.         

Había pasado una semana desde que lo había hecho con Zayn por primera vez. Había sido la mejor experiencia de mi vida y Zayn había sido tan cuidadoso, tan paciente… Pero desde aquella tarde no me volvió a llamar, ni a mandar un mensaje ni a verme ni nada. Nada en absoluto. Los primeros días no quise darle demasiada importancia pero ahora estaba que echaba chispas. ¿Por qué no había dado señales de vida?

Enfurecida llegué hasta su casa, dispuesta a pedirle explicaciones. Cuando llegué su abuelo me dijo que estaba en su cuarto y allí me dirigí, para encontrarle tumbado en la cama escuchando música a través de sus cascos. Me miró, pero esta vez no vi lo que había visto la primera vez que cruzamos miradas. No estaba esa chispa, su mirada estaba hueca, vacía.

No dijo nada, solo me miró.

-¿Por qué me has estado evitando?- pregunté.

-No te he estado evitando, Camila.- contestó con sequedad.

-¿A no? ¿Y como llamas tu a esto? Ni una llamada, ni un mensaje. Nada.- dije sintiéndome mas estúpida con cada palabra que decía.- Dime una cosa Zayn, ¿Qué soy para ti? – no me contestó, solo apartó la mirada. Entonces todo encajó.- Nada… ¿Verdad? Solo era eso para ti… Un polvo. ¿Cómo alguien como tu podría fijarse en mi?- un sollozó escapó mis labios y Zayn permaneció callado, su mirada perdida.- Desde los dos meses que te conozco te lo he dado todo. ¡Te he dado mi virginidad Zayn!- chillé llorando. Nada- Mañana me marcho…-susurré, esperando una respuesta, esta vez ni siquiera podía ver sus ojos. Sin poder aguantarlo más me di la vuelta y corrí. Corrí hasta mi casa, hasta mi habitación y lloré hasta quedarme dormida.

Había pasado un mes desde que había vuelto de casa de mis abuelos y había sido el peor mes de toda mi vida. Echaba de menos a Zayn. Muchísimo, pero en estos momentos le odiaba. Odiaba lo que había hecho.

Volvía a mi casa de comprar y entre dejando las llaves sin ningún cuidado cuando reparé en algo inusual. En la entrada de la casa había un camino hecho de margaritas. Decidí seguirlo. ¿Quién habría hecho esto? El camino me llevó hasta mi cuarto, donde al final del camino encontré una nota. La recogí del suelo y la leí. “Quiero que seas tú”. Mi corazón se paró. Zayn. Escuché a alguien carraspear y me di la vuelta, viendo allí a Zayn, tan guapo como siempre, pero algo en el había cambiado. Se le veía triste, como aquella tarde en la habitación de su casa. Ambos quedamos en silencio mirándonos sin decir nada.

-¿Cómo has llegado hasta mi casa?-pregunté con sequedad.

-Tus abuelos…-contestó con una media sonrisa. Silencio.- ¿Cómo… Cómo estas?

-¿Qué como estoy? ¿En serio? Me utilizas, me rompes el corazón y ¿te atreves a venir a mi casa a preguntarme como estoy?-pregunté incrédula. Se rascó el cuello visiblemente incómodo y me miró, buscando las palabras que usar.

-Venía a disculparme…-dijo, su voz temblando levemente.- He sido un capullo, ya lo se pero…

-¿Un capullo? ¿En serio?-dije enfadada- Has sido mucho mas que eso Zayn. Fui a verte a tu casa, y después de lo que te conté no dijiste nada.

-Lo se ¿Vale? Lo se. ¿Crees que no fue como si me rompieran el corazón lentamente verte así? ¿Crees que no fue duro para mi? Pero tenía miedo ¿Vale? Tenía miedo de lo que estaba sintiendo por ti. Cuando pasó me di cuenta mas que nunca de los sentimientos que estaba desarrollando y me aterré. ¿Qué pasaría después del verano? ¿Qué sería de nosotros? ¿De mi cuando me dejaras? Pero cuando te marchaste por aquella puerta me di cuenta de que había cometido el mayor error de mi vida y… y quiero que seas tú, Cam.- una lágrima resbaló por su mejilla y me di cuenta de que varias ya resbalaban por las mías.

Sin pensarlo dos veces corrí a sus brazos saltando y rodeando su cintura con mis piernas para besar aquellos labios que tanto había echado en falta.

-Yo también quiero que seas tu, Zayn.- dije. Soltó una carcajada y me besó de nuevo haciendo que todo el dolor que había sentido antes se borrase.

¿Quién diría que aquel chico moreno de hace cuatro años iba a poner mi vida patas arriba?